La Justicia de Arizona ha
buscado fórmulas flexibles para castigar los desmanes que provoca el malévolo
invento del Pokémon capaz de convertir a los pequeños en criminales por
unos cromos. La última sentencia condena a un año de libertad condicional
a un niño que tenía once años cuando robó a sus compañeros a punta de
navaja. El botín, cómo no, los cromos que no había logrado juntar a pesar
de dejarse sistemáticamente la paga de los domingos en el quiosco.
A diferencia de otros de sus colegas, el juez de la Corte juvenil John
Davis ha tratado a la víctima como lo que es, un niño a merced de la fiebre
comercial, y le ha aplicado un castigo proporcional. El pequeño, que ahora
tiene doce años, tendrá que escribir una carta a su víctima pidiéndole
perdón por el mal rato que le hizo pasar en noviembre pasado. En realidad
el muchacho le había metido el miedo en el cuerpo a su compañero de clase
para que pidiese prestado los cromos a otro chico que los atesoraba, y
luego se los arrebató tras ponerle el cuchillo en el estómago.
Por aquellos cuatro cromos de pikachu Charizard, Squirtle y Blastoise,
que los fabricantes han hecho escasear a propósito, el niño tendrá que
cumplir ahora 32 horas semanales de servicios a la comunidad durante todo
el año que estará bajo libertad condicional.
El caso de los poket-monsters ha sido una epidemia que se ha extendido
por todo el país, hasta el punto de que muchos de los colegios han tenido
que prohibir la presencia de los muñecos japoneses para poner fin a las
disputas entre chavales. En Long Island, otro niño de nueve años apuñaló
a un compañero de trece para arrebatarle los codiciados cromos. La víctima
tampoco era una angelito; el adolescente había sido acusado por sus compañeros
de robar los cromos a quienes los poseían para traficar con ellos en los
patios de los colegios.
Desde su aparición, los juguetes Pokémon están rodeados por la polémica
ya que incluso han causado la muerte de algunos niños: dos fallecieron
asfixiados mientras jugaban con las cajas que envuelven al muñeco y una
niña murió ahogada con una cápsula de plástico que contenía el juguete.
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